Tu magnánima flor se marchitó ayer,
un infinito momento que atormenta
los sueños de este ciego que quiso ver
al Amor que toda verdad aposenta:
Sentí la verdad en ojos dilatados
cuyo brillo hoy día me mantiene vivo
con visiones de tus labios abrogados
y tu tierno contacto, por ahora esquivo:
Con esperanza, mi trágica esperanza
me moriré yo atendiendo tu llamada
que nunca vendrá, ya que nunca descansa
mi fe en ti, fe que no te vale ni nada:
Intuyo tu bondad, cual la flor que danza
por encima de la tumba, noble, mansa.